Soy partidaria del silencio, pero aconsejo decir lo que se piensa.
Normalmente cae mal. No sé puede pensar, y menos por uno mismo. De un tiempo a esta parte no me callo ni una, ¿para qué?
Siempre lo suelto como debo y cuando debo pero no por eso deja de sentarme estupendamente.
Y ahora… allá tú con tus conclusiones.
Deja un comentario