Cuando creo que no puedo más
veo que me miras sonriendo
y termino haciendo lo que debo.
Cuando creo que no puedo más
me aparto un poco del camino
respiro hondo y cojo fuerzas.
Y si cuento despacio unos segundos
mi hombros al final se alzan
y mis pies retoman el sendero.
Lo malo es este constante estar
entrando y saliendo del camino.
Entrando y saliendo.
Entrando y saliendo.
Ni veo lo que tengo delante,
ni recuerdo lo que dejo detrás
El no recordar a dónde ibas.
Ese no saber dónde estás.
Dentro y fuera del sendero.
Cuando creo que no puedo más
solo cierro los ojos y cuento.
Y vuelta a empezar.